"Ávila de los caballeros", "Ávila de los leales", " Ávila del Rey", son los diferentes títulos honoríficos de la ciudad. Todos ellos están presentes en la bandera.
Declarada Patrimonio de la Humanidad en 1985. Su patrimonio cultural es el reflejo de su historia, de sus arquitecturas, de sus gentes y de su paisaje.
La romanización de la península llegó también a Ávila. Los romanos bautizaron a esta tierra como "Abula" o también como "Oppidum" o ciudad de los vettones. Pueblo que ocupó estas tierras hace 2.500 años y que formaba parte de la gran familia de los celtas.
De la presencia de Roma quedan las lápidas funerarias e inscripciones epigráficas, aún visitables en el lienzo oriental de la muralla, el trazado de algunas calles que se cruzan en ángulo recto, un puente sobre el Adaja, mosaicos y la tradición de los primeros mártires de la ciudad: Vicente, Cristeta y Sabina, perseguidos y martirizados por orden del cónsul romano.
En Ávila, como en muchas de las ciudades medievales españolas, convivieron judíos, mudéjares y cristianos. Todos ellos dejaron su huella y forman parte de su legado cultural.
Tras la conquista de Toledo en el 1.085, Alfonso VI encomendará la repoblación de la ciudad a Raimundo de Borgoña. Durante el siglo XII, asentada ya la población, se irán afianzando los organismos de poder, el Consejo adquiere cada vez más relevancia, la Iglesia va fortaleciéndose desde el punto de vista económico, social y espiritual, y a la vez comienza una gran actividad constructiva, levantándose templos, murallas y edificaciones civiles.
Tan sólo tres capitales de provincia en España, conservan completa la muralla que rodea sus centros históricos (Ávila, Lugo y Segovia). La muralla de Ávila tiene un perímetro de 2.500 m., 88 torreones y 9 puertas. Cabe destacar la Puerta del Alcázar, la más espectacular.
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Las murallas son el símbolo emblemático de la ciudad, encerrando dentro de ellas, religiosidad e historia, arte y heroísmo caballeresco. Contribuyen a definir la imagen del recinto monástico y guerrero que Ávila ha sabido guardar a lo largo de los tiempos.
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Construida entre los siglos XII y XIV. Su originalidad radica en que se encuentra incrustada en las murallas y participa en el sistema defensivo.
En el interior de la ciudad, junto a bellos palacios renacentistas se localizan numerosos conventos, algunos de ellos como la Encarnación o San José, relacionados con Santa Teresa.
La monumentalidad de Ávila se prolonga en sus iglesias románicas de extramuros;San Vicente,San Pedro, San Andrés y San Segundo.
Al llegar al siglo XVI la ciudad conoce su máximo esplendor, que se manifiesta tanto en el ámbito civil como religioso.
En tierras abulenses se escribieron algunas de las páginas más sobresalientes de la mística hebrea, islámica y cristiana: Teresa de Cepeda y Ahumada, San Juan de la Cruz, Pedro de Alcántara, Moisés de León, Nissim Ben Abraham o el Mancebo de Arévalo.
Pero Ávila es sobre todo la ciudad de Santa Teresa de Jesús, una de las figuras más excepcionales de la espiritualidad española. Es la ciudad de su infancia, juventud y madurez, años de ilusiones, proyectos, punto de partida y de retorno de sus fundaciones. Esta mujer revolucionó la sociedad de su tiempo con su actitud y con la reforma del Carmelo.
Teresa de Cepeda y Ahumada, Teresa de Ávila, Teresa de Jesús, doctora por la universidad de Salamanca, patrona de los escritores españoles, alcaldesa honorífica de la Villa de Alba de Tormes y Doctora de la Iglesia. No nació una santa............se hizo santa.
Cuenta con dos Universidades: la Universidad Católica de Ávila, es privada y fundada por la Iglesia. Y la Universidad Mística de Ávila, una de las primeras del mundo para estudiantes de Teología.
Ciudad de contrastes, el trasiego del Mercado contrasta con el silencio que se respira en los claustros y en los templos.
Ávila es lugar de fiestas y tradiciones. La mayoría nacieron con un carácter religioso, pero en ellas no falta un matiz pagano. A lo estrictamente religioso se suman otras actividades lúdicas, arraigadas en los usos y costumbres de la ciudad.
Para aquellos que se animen a conocer la ciudad, os diré que todas estas visitas pueden abrir el apetito. Pero no hay que preocuparse, se está en una tierra que tiene tradición de alimentar el espíritu, siguiendo a sus santos místicos, pero también el cuerpo con su variada gastronomía.
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